Afines y eternos...

Imagina una niña perdida entre la multitud que se dirige a TI, y te pregunta: "Por favor, ¿ha visto a alguna señora que haya perdido una niña como yo?"  ¿Cuál sería tu respuesta primera? 

 

El nivel de conciencia de un niño se expresa diferente al nuestro. ¿Recuerdas el niño-a que fuiste?,  ¿en qué medida, y aspectos, observas, sientes que tu visión de las cosas, y tu nivel de conciencia, han cambiado más con el paso de los años? Caminas y tu "modelo del mundo" se mueve, pero, ¿evoluciona? o ¿genera "trombos circulatorios" en tu interior que impiden que la sangre circule fluida hasta tu corazón? Tú sabes, existen tantas formas de traducir la realidad como seres humanos en el planeta. Cada uno nos desenvolvemos y relacionamos dentro, (consigo), y fuera, (con el mundo), de acuerdo con una forma de mirar, escuchar y percibir en particular. La tuya no es mejor que la mía, o viceversa, es diferente, adecuada, o no, a cada momento o circunstancia.

 

Tu/mi amplitud de CONCIENCIA depende de distintos factores, uno de ellos es la edad y recorrido vital. Y hay algo que tenemos en común todos los humanos: que a través del contacto con el mundo, averiguas mejor cómo gestionar tu modelo del mundo, (para apoyarte mejor). Relacionarte, estar en contacto con lo que ofrece tu entorno, en vez de "esconderte", te permite "tomar la temperatura" a tu VOLUNTAD de estar en el mundo queriendo comprenderte y comprender, te facilita darte cuenta de si lo tuyo es imponer tu visión de las cosas porque sino te enfadas o si, por el contrario, te estás dejando llevar por imposiciones o criterios ajenos a ti, que te perjudican tanto como los juicios que provienen de ti... y acabas traicionando tu esencia genuina... la alegría de VIVIR. 

   

¿Quieres saber de TI? Por favor, habla, mira, escucha y siente tu VOZ en relación con el mundo. Comprender al otro-a te facilita RECONOCER no solo desde dónde se pronuncia él/ella sino desde dónde respondes tú, quién eres, que temes, que abrazas, qué quieres... si te relacionas desde el juicio o desde el amor a todos esos motivos que tienes para agradecer estar vivo-a. AGRADECER te facilita AMAR lo que de eterno hay en cada ser humano sin necesidad de llevarte bien con él, (ni cargarlo en la mochila), porque no tienes porque estar de acuerdo con su comportamiento si va en contra de lo que es valioso para ti, porque AMAR lo eterno de cada SER ¡¡relaja!! y te vincula con el DISCERNIMIENTO, con qué tomar y qué soltar, y el para qué, el sentido  del aprendizaje que la vida te está brindando en cada una de tus relaciones.  

 

Agradeces y vibras con lo que de eterno hay en todo lo que te rodea, te relajas, comprendes que la vida te trae siempre lo que necesitas para pulir tus criterios de elección, y sostenerte mejor haciendo lo que quieres hacer junto a quienes quieres hacerlo. Ya no persigues un resultado, DISFRUTAS de lo que haces, tienes, eres. Atender para comprender te facilita discernir dónde si hay AFINIDAD en los distintos espacios que transitas, quienes sí te VEN, (cómo es que pueden verte), y junto a quienes es fácil que tus dones se manifiesten, que tu granito de arena SUME, haga lo suyo. 

 

(*) La pregunta de la niña perdida, se le atribuye a Gabriel García Marquez y ha sido el detonante de este post.  

 

El primer libro "Darme cuenta. Emociones. Plano Grupal", perteneciente a la tetralogía "Planos de Conciencia y niveles evolutivos", ya está en Amazon

 

© Anael Tree